LA UNIÓ de Llauradors i Ramaders ha realizado ya un primer cálculo de las pérdidas directas que la crisis sanitaria del COVID-19 deja por el momento en el sector agropecuario de la Comunitat Valenciana y la cantidad -según el estudio elaborado- pasa de los 64,7 millones de euros (22,1 millones de euros en Alicante y Castellón y 20,4 en Valencia). Los sectores más perjudicados son aquellos cuyos principales clientes están en actividades declaradas como no esenciales.
Es el caso de algunas especies ganaderas rumiantes como el ovino-caprino tanto de carne como de leche y el sector vacuno (vacas nodrizas, vacas de engorde o vacuno de lidia) que suman entre todas casi 30 millones de euros en pérdidas para la ganadería. Le sigue el sector de la flor, planta ornamental y viveros -incluida la palma- con casi 25 millones de euros y también el de las hortalizas con cerca de 10 millones de euros.
Cabe indicar que los efectos por el coronavirus y esta incertidumbre global de los mercados se dejarán notar también en otros productos como el aceite o el vino, entre otros, ante el cierre del canal HORECA como no esenciales, de los eventos y el retraimiento en el consumo internacional, aunque se puede compensar en parte con un previsible aumento de la demanda de consumo en hogares, sobre todo a través de supermercados o de la compra online.
Ganadería
Subsectores ganaderos como el ovino-caprino o el vacuno son los principales damnificados por el COVID-19 y el cierre de actividades no esenciales con casi 30 millones de euros en pérdidas, estimadas en función de los dos meses de confinamiento (marzo y abril) y también de su repercusión a lo largo de todo el año. La venta de corderos, cabritos y carne de vacuno ha descendido de una forma alarmante. Fuera del consumo de la restauración ante el cierre de restaurantes, el consumo en los hogares se decanta por otro tipo de carnes más baratas como el pollo o el cerdo.
También les afecta de forma considerable a los productores de ovino y caprino de leche, cuya producción iba destinada a la elaboración de quesos o yogures y que se han quedado sin salida comercial ante el cierre de restaurantes y mercados ambulantes. Al suspenderse todos los festejos taurinos, los ganaderos de vacuno de lidia se han quedado sin nada y con la incertidumbre de cuando volverá la normalidad
El Gobierno de España anunció el pasado viernes ayudas para el ovino-caprino, pero a juicio de LA UNIÓ deberían destinarse a todos los profesionales, así como simplificar y facilitar su solicitud. La actual propuesta del Ministerio de Agricultura es totalmente insuficiente para cubrir las pérdidas que está sufriendo el sector por el cierre de uno de los principales canales de distribución.
Flor, planta ornamental y viveros
El sector de la flor, planta ornamental y viveros, donde se incluye el cultivo de la palma tan típico de estos días, resulta también muy perjudicado con 24,8 millones de euros. Cabe destacar que entre los meses de marzo a mayo se concentra prácticamente el 75% de las ventas anuales, junto a la festividad de Todos los Santos.
La suspensión de todas las fiestas en nuestro territorio como las Fallas, Magdalena, procesiones de Semana Santa, las Hogueras o la llegada de la primavera; el hecho de que los establecimientos de este tipo se encuentren cerrados en toda España y la cancelación de pedidos internacionales dejan en una situación alarmante a los productores con unos viveros repletos que deberán destruir. En países como Holanda o Alemania se ha considerado como un bien de primera necesidad, pero aquí como no esenciales.
Hortalizas
Los productores de hortalizas de invierno (fundamentalmente alcachofa, coliflor y brócoli, aunque también otras) tendrán unas pérdidas estimadas por la crisis del COVID-19 de unos 9,8 millones de euros. Los daños se refieren a la producción perdida por no poder venderse, pero también a la industria que era una valvula de escape en algunos cultivos como la alcachofa y que funciona a medio gas.
Todas aquellas personas que producían para el canal HORECA (hoteles, restaurantes y cafeterías), así como comedores o para los mercados no sedentarios, no tienen en estos momentos salida para sus producciones ante el cierre de los mismos y la cancelación de actos. La gran mayoría tiene como salida a esta situación destruir sus producciones en los campos. El problema ya no se da sólo con la producción actual y los ingresos que pueden perder, sino en lo que tienen que plantar para el futuro con la incógnita de desconocer cuándo volverá todo a la normalidad.
Por ello, la UNIÓ solicita a las diferentes Administraciones una línea de ayudas directas para las personas productoras que se dedican de forma profesional en todos los sectores afectados con el objetivo de que no abandonen sus explotaciones y puedan seguir manteniendo sus explotaciones. Asimismo, considera que hay que agilizar la gestión y los trámites para que lleguen lo más pronto posible porque en muchos casos la urgencia es de drámatica necesida por los efectos de el cierre de actividades no esenciales.