Iagua.- La Comisión Europea ha puesto en marcha un plan para salvaguardar los recursos hídricos de Europa, una estrategia para garantizar agua de buena calidad en cantidades suficientes para satisfacer las necesidades de las personas, la economía y el medio ambiente.
La calidad de las aguas de la UE no es demasiado buena, pese a las mejoras introducidas en los últimos años. También preocupa la cantidad de agua, debido a que su escasez está afectando a cada vez más zonas de Europa y al hecho de que fenómenos extremos, tales como inundaciones, están aumentando en muchos Estados miembros.
Debemos intensificar nuestros esfuerzos para hacer frente a las dificultades antiguas y a las nuevas, entre las que se cuentan la contaminación del agua, la captación de agua para la agricultura y la producción de energía, la utilización del suelo y las repercusiones del cambio climático. Hacen falta medidas reforzadas para ayudar a la UE a proteger sus recursos hídricos y a ser más eficiente en el uso de los recursos, incluida el agua.
Janez Potocnik, Comisario de Medio Ambiente, ha declarado lo siguiente:
«Este proyecto demuestra que entendemos bien los problemas a los que nos enfrentamos y que tenemos una sólida plataforma para abordarlos. Ha llegado el momento de tomar medidas para aprovechar plenamente las ventajas de nuestra legislación y crear oportunidades para las soluciones innovadoras en el ámbito de la política de aguas y el sector hídrico. Lo que se necesita es un equilibrio sostenible entre la oferta y la demanda de agua, teniendo en cuenta las necesidades tanto de las personas como de los ecosistemas naturales de que dependemos.».
Una estrategia de acción
Para alcanzar el objetivo de la Directiva Marco del agua, ya vigente, de un buen estado de las aguas para 2015, el plan para el agua establece un planteamiento estratégico con tres vertientes:
– Mejora de la aplicación de la política de aguas de la UE, aprovechando plenamente las oportunidades que ofrece la legislación vigente, por ejemplo, mediante medidas de retención natural del agua como la recuperación de humedales y llanuras aluviales o la mejora de la aplicación del principio de «quien contamina, paga» por medio de la medición, la fijación de precios del agua y un mejor análisis económico.
– Mayor integración de los objetivos de la política de aguas en otras políticas pertinentes como las de agricultura, pesca, energía procedente de fuentes renovables, transportes y fondos estructurales y de cohesión.
– Eliminación de las lagunas del marco vigente, especialmente en relación con los instrumentos necesarios para aumentar la eficiencia en el uso del agua. A este respecto, el plan para el agua prevé que los Estados miembros instauren cuentas del agua y objetivos de eficiencia hídrica, así como la formulación de normas de la UE sobre la reutilización del agua.
El plan no propone un lecho de Procusto, sino una serie de instrumentos que pueden emplear los Estados miembros para mejorar la gestión hídrica a escala nacional, regional y de cuencas hidrográficas.
El plan para el agua hace hincapié en que preservar el agua no solo sirve para proteger el medio ambiente, la salud y el bienestar, sino que también fomenta el crecimiento económico y la prosperidad. Es una manera de velar por que el sector hídrico de la UE aproveche plenamente su potencial de crecimiento y por que puedan prosperar todos los sectores económicos que dependen de la disponibilidad de agua de cierta calidad, creando así oportunidades de crecimiento y empleo. El plan tiene el apoyo de la Cooperación de Innovación Europea sobre el Agua, que se puso en marcha en mayo de 2012.
Próximos pasos
La aplicación de las propuestas resumidas en el plan se basará en la Estrategia común de aplicación de la Directiva Marco del agua. Se trata de un proceso abierto y participativo que involucra a los Estados miembros, organizaciones no gubernamentales y empresas. El calendario del plan para el agua está estrechamente relacionado con la Estrategia Europa 2020 de la UE y, en especial, con la Hoja de ruta hacia una Europa eficiente en el uso de los recursos de 2011, de la que el plan para el agua constituye su elemento hídrico. Sin embargo, el análisis subyacente en que se basa el plan abarca un periodo más largo, hasta 2050, y se espera que guíe la política hídrica de la UE a largo plazo.
Antecedentes
La Directiva Marco del agua (DMA) del año 2000 establecía un marco jurídico para proteger las aguas y recuperar unas aguas limpias en toda Europa, además de garantizar su uso sostenible a largo plazo. El objetivo general de la DMA es conseguir que todas las aguas (por ejemplo, lagos, ríos, arroyos y acuíferos subterráneos) se encuentren en buen estado para 2015. Sin embargo, el logro de los objetivos de la política hídrica de la UE se ve amenazado por una serie de dificultades antiguas y nuevas. El plan para salvaguardar los recursos hídricos de Europa es la respuesta política de la UE al desafío permanente que entraña alcanzar los objetivos de la política de la UE en materia de aguas. Las propuestas del plan para el agua son el resultado de un proceso en el que se consultó ampliamente a la población y a las partes interesadas.
Al preparar la propuesta, se evaluaron los planes hidrológicos de cuenca de los Estados miembros de la UE y la política de la UE sobre la escasez de agua y las sequías. La evaluación puso de manifiesto algunas lagunas en la actual legislación sobre aguas, así como grandes deficiencias en su aplicación. También detectó la necesidad de abordar una serie de conflictos entre la política de aguas y otros objetivos políticos.