Los productores de alimentos se enfrentan actualmente a un gran desafío: cultivar de manera segura y responsable productos saludables. Las nuevas presiones de los consumidores, inquietados por la relación entre la agricultura con la salud y el medio ambiente, han creado nuevas demandas a los productores de alimentos. La calidad ya no se mide a partir del color y el calibre. Ahora, se exigen también otros factores relacionados con los métodos de producción, como la trazabilidad de los cultivos.
El nuevo consumidor demanda reducir el impacto del cultivo en el medio ambiente, reducir también el uso de fitosanitarios y un uso más eficiente de los recursos naturales. En respuesta a este interés, se han desarrollado varios programas de certificación voluntaria creados por organizaciones privadas, gobiernos e incluso por los mismos supermercados. Ser capaz de mostrar compromiso con las buenas prácticas de agricultura es esencial para acceder a un mercado cada día más exigente.
La certificación sirve en estos casos para demostrar que un producto ha sido producido de una cierta manera o tiene ciertas características. La certificación permite diferenciar ese producto del resto, lo que podría ser útil a la hora de promocionarlo en distintos mercados.
La trazabilidad de los cultivos en la agricultura, necesidad y obligación
En la situación explicada, donde los requerimientos por parte de distribuidores, consumidores y administraciones son cada vez mayores, la industria de la alimentación tiene que ser capaz de gestionar grandes cantidades de información sobre sus productos.
Es aquí donde aparece la trazabilidad en la producción agrícola. Es decir, seguir el rastro del alimento en todas sus etapas; desde su fase de producción hasta su distribución final.
La trazabilidad del producto no solo es esencial porque es una herramienta muy eficaz de cara a obtener la máxima seguridad y calidad, sino que además es a día de hoy un requisito legal. Desde el 1 de enero de 2005 las empresas de la industria agroalimentaria están obligadas a contar con un sistema de control de trazabilidad. En este reglamento del Parlamento Europeo se fijan los requisitos y principios generales de la legislación alimentaria y, además, se establecen los procedimientos relativos a la seguridad alimentaria.
Pero, la trazabilidad no se debe entender como una obligación legal a la que tenemos que dedicar horas de trabajo, sino que realmente es útil porque trae consigo numerosas ventajas. Como bien hemos dicho, para la empresa puede ser una fuente muy grande información que ayude a aumentar la calidad de los productos y/o analizar las causas que influyen en ella para así posteriormente tomar decisiones más acertadas.
Por otro lado, para los agricultores y técnicos agrícolas, por ejemplo, la trazabilidad busca aumentar la eficiencia de la explotación ya que permite un mayor análisis de los resultados obtenidos con los tratamientos adecuados. Además, los datos recogidos se podrán integrar con mayor facilidad en el sistema de trazabilidad y así se podrá controlar la procedencia del producto y los condicionantes que pueden haberle afectado.
¿Cómo obtener la trazabilidad de tus productos?
Actualmente, la trazabilidad del producto se puede conseguir de forma manual o electrónica. Como de costumbre, emplear un sistema electrónico facilita la recopilación de datos, así como su gestión posterior.
La plataforma Nerthus puede convertirse en una herramienta muy útil, porque reduce hasta un 70% el tiempo de dedicación para complementar la normativa frente a métodos más tradicionales como hojas de cálculo o papel. Pero, Nerthus no es solo un software para agilizar la introducción de los registros que necesita el libro de explotación. Nerthus te permite también enviar órdenes de tratamiento a tus asesorados, tener una base de datos propia y consultar las acciones en tiempo real.
Además, dispone de un acceso a protocolos de cultivo específicos con combinaciones de productos destinados a mercados de alto valor donde se exigen altos niveles de calidad.