Miles de olivareros han dejado aparcada este jueves 10 la rutina laboral en sus pueblos para viajar a Madrid, desde muy temprano, para hacer ver a la sociedad que lo suyo es una desgracia: ir a trabajar para perder dinero porque los bajos precios en origen del aceite convierten en nula la rentabilidad. Y esa es una realidad inamovible.
Muchas historias personales se han cruzado este día en las calles de la capital, con agricultores venidos desde todos los puntos de España y ofreciendo una imagen de unidad digna de resaltar en momentos como los actuales.
Del pequeño pueblo leridano de Bobera ha llegado el joven José María Farré y su hermano, que tienen unos 7.000 olivos y no han dudado en levantarse hoy a las 3.00 de la mañana para estar en la manifestación.
Era necesario acudir para protestar porque la situación actual, dice, les condena a la ruina: «A este precio, no nos queda nada».
Desde la otra punta de la península, Vélez-Rubio (Almería), ha acudido Francisca Iglesias que también se ha sacrificado al madrugón para alzar su voz anyer una realidad: el olivar está en riesgo de desaparición y se necesitan medidas al estar en juego la viabilidad y el futuro del mundo rural.
El sector del olivar vive uno de sus momentos más bajos y la exhibición de fuerza es una realidad que espera que les sirva para hacer pensar a las administraciones
José Domingo Urbano ha cogido el autobús a primera hora de la mañana desde Escañuela (Jaén) y cuenta a Efeagro que ve oscuro el futuro para el aceite si no hay rentabilidad: «Si esto no se soluciona, dejaré la actividad; abandonaré las tierras que heredé de mis antepasados».
También los castellanomanchegos han acudido en masa a esta convocatoria; como Arcángel Novas, de Cózar (Ciudad Real), que vive ahora con el miedo de tener que echar el cierre a su explotación familiar y sin alternativa alguna: es un pequeño pueblo en el que no hay otro oficio al que dedicarse. Y esa es una realidad.
Cuatro testimonios que sirven para pulsar cómo afecta a un agricultor que el precio de su producto haya caído un 44 % en el último año, según las organizaciones agrarias.
Esa depreciación es, según los convocantes, la responsable de que la manifestación haya sido un éxito, que estiman en más de 30.000 los asistentes (Delegación de Gobierno ha apuntado a 8.000 participantes).
Ha sido una marcha sin incidentes en la que, no obstante, se ha dejado ver que los nervios están a flor de piel y que la situación es inaguantable.
Un ejemplo de ello se ha vivido cuando los representantes de las organizaciones agrarias y cooperativas agro-alimentarias han sido increpadas por un olivarero que ha puesto en duda su eficacia para resolver los problemas: «Menos hablar y más trabajar, eso es lo que hay que hacer», les ha espetado.
La representación política tampoco ha sido muy bien acogida en Madrid y la que más lo ha sufrido ha sido la portavoz de Ciudadanos en el Congreso de los Diputados, Inés Arrimadas, que ha asistido junto a otros miembros de su formación.
Ha tenido un tenso encontronazo con varios olivareros que le echaban en cara el escaso interés que la agricultura despierta entre los políticos, ante lo que Arrimadas ha justificado su presencia por la necesidad de «sumar esfuerzos».
También ha vivido una momento desagradable cuando un miembro de la organización le ha pedido que no estuviese en la primera línea de la manifestación para evitar politizar el acto, según han confirmado a Efeagro.
El sector del olivar vive uno de sus momentos más bajos y la exhibición de fuerza en Madrid espera que les sirva para hacer ver a las administraciones la necesidad de adoptar medidas que revaloricen su producto y les ayude a salir de esta crisis que amenaza con esquilmarlos.
(Texto: Juan Javier Ríos / Efeagro)
(Fotos: UPA, ASAJA, COAG y Cooperativas)