El nuevo real decreto de calidad de la miel irá «más allá de la norma de la Unión Europea (UE) y, por tanto, tiene una tramitación más larga», por lo que se espera que esté aprobado «antes de fin de año».

Así lo ha asegurado a Efeagro la directora general de Producciones y Mercados Agrarios del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), Esperanza Orellana.

Según ha explicado, la mejora de la actual normativa -que tiene más de 15 años- obedece en parte a que «hay una demanda real del propio sector apicultor y de los consumidores» para «aumentar la transparencia informativa en el etiquetado» de los envases de miel.

«Las condiciones de este mercado han cambiado mucho; no solo por la mejora de la calidad de la miel española, sino también porque cada vez hay más procedente de otros países, fundamentalmente de China», ha añadido.

España quiere «aumentar la transparencia y que se pormenorice qué porcentaje procede de cada país»

A su juicio, «no se busca reducir la entrada de miel de países terceros, ya que la Unión Europea (UE) es deficitaria y hay que satisfacer la demanda de industrias como la del dulce, pero sí que el etiquetado ofrezca toda la información para facilitar al consumidor la elección entre las españolas y las importadas, que tienen precios muy distintos».

Orellana ha recordado que la norma europea exige de forma genérica información sobre el origen de la miel -si es de un país de la UE o de fuera de la UE-, y España quiere «aumentar la transparencia y que se pormenorice qué porcentaje procede de cada país y si ha recibido tratamiento térmico».

El borrador de real decreto, que ya ha contado con las alegaciones propuestas por el sector, pasará en junio por la Comisión Interministerial para la Ordenación Alimentaria (CIOA).

Posteriormente, se someterá a consideración de la Comisión Europea y del resto de Estados miembros para su visto bueno definitivo, precisamente por «ir más allá» de la legislación comunitaria, un proceso que puede durar entre tres y seis meses.

La directora de Producciones y Mercados Agrarios ha resaltado que España es el primer productor de miel de la UE y uno de los más importantes del mundo, con un volumen anual de más de 30.000 toneladas, gracias a sus tres millones de colmenas.

Es un «sector muy profesionalizado» y con gran «actividad trashumante», que ayuda a la «conservación del medioambiente y a la polinización de los cultivos», ha incidido, tras precisar que los apicultores van aprovechando las distintas floraciones lo que se traduce, además, en un mayor coste de producción y la exposición de las abejas a más factores nocivos.

Un decreto de la calidad de la miel para un sector que puede mover mil millones al año

El valor de la producción apícola -que además de la miel contabiliza el de la cera, polen y la jalea real- se sitúa en torno a los 62 millones de euros anuales, según Orellana, quien ha hecho hincapié en otro valor, el del «efecto polinizador» de la apicultura, que «puede suponer mil millones al año».

Su importancia se subraya también en las ayudas que destina la Administración, ya que «desde hace 15 años está en marcha en España el Programa nacional de medidas de ayuda a la apicultura para «impulsar al sector», cuyo «presupuesto es de 11 millones de euros anuales.

Esta cifra, cofinanciada a partes iguales por la UE, el Gobierno y las comunidades autónomas, está previsto que aumente un 70 % con la próxima reforma de la Política Agrícola Común (PAC), «lo que es muy importante en un contexto previsto de contención presupuestaria para el marco agrario europeo», según Orellana.

Estas ayudas se centran en luchar contra enfermedades apícolas como la provocada por el ácaro varroa, plagas como la de la avispa asiática, los efectos de la sequía o el cambio climático en la producción, la mejora de la formación o la racionalización de la trashumancia.

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