Aunque las protestas de los chalecos amarillos, a primeros de año, provocó algún problema puntual, hacía casi dos años que no se deban asaltos a los camiones españoles en la Francia. Sin embargo, el fantasma de estos incidentes ha vuelto a aparecer esta semana, cuando unos cincuenta agricultores franceses bloquearon el jueves más de un centenar de camiones en el peaje de Boulou, en la frontera franco-española, para reclamar precios mínimos para las frutas y hortalizas importadas dentro de la Unión Europea (UE).

La acción «simbólica», organizada por la Confederación de Agricultores franceses en vista de las elecciones europeas del 26 de mayo, duró alrededor de una hora, antes de ser interrumpida por la policía.

Los organizadores de esta acción, que provocó varios kilómetros de embotellamientos, querían comparar los precios de las frutas y hortalizas importadas con los precios de productos franceses para poner en relieve las «distorsiones» de la competencia dentro de la UE.

Albaricoques, fresas y tomates, en el punto de mira de los agricultores franceses

Pero pocos camioneros se prestaron al juego de los manifestantes. No obstante, estos últimos obtuvieron algunas muestras de albaricoques españoles, que según ellos iban a ser vendidos a 1,45 euros, mientras que el precio de coste en Francia oscila entre 1,60 euros y 1,80 euros, dependiendo de la Confederación.

Según la Confederación, el problema es aún más grave en el caso de las fresas o tomates, que se importan de España por 0,65 euros el kilo, frente a un precio de coste en Francia de entre 1 y 1,50 euros.

En 1988, había 11.873 agricultores en los Pirineos Orientales franceses, frente a 2.700 actualmente, según la Cámara de Agricultura francesa. Este descenso se atribuye a la competencia española, que se beneficia, en particular, de menores costes laborales.

De hecho, según sus datos, en los últimos 25 años ha desaparecido en Francia un tercio de la superficie de frutas y hortalizas y en los últimos 6 el 29% de las explotaciones; la mitad de las frutas y hortalizas que se consumen en el país proceden del exterior, sobre todo de otros países europeos, principalmente España, Italia y Alemania. Pese a todo, el fantasma de estos asaltos, por muy simbólicos que digan que son, ya preocupa al sector de cara a este verano.

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