El responsable de Vino de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos, Alejandro García-Gasco Alcalde, ha ofrecido un balance del año vitivinícola que aún no ha concluido debido a la incertidumbre que se ha generado en el sector, tanto en las bodegas como en las cooperativas ante la falta de operaciones. Una falta de operaciones que viene marcada por las altas cosechas tanto en España como en los países competidores que podrían dejar los precios por los suelos.
«Los precios están parados», ha dicho García-Gasco, «hay una preocupación real al respecto de cómo está el mercado y esto puede condicionar mucho a los viticultores e incluso más a las cooperativas». Desde UPA se incide en el control de rendimientos y en las normas de calidad y la necesidad de ir mejorando en una comercialización más estable y más rentable para toda la candena. «Una de las cuestiones que hemos planteado, y ya se están planteando en otras zonas, es el almacenaje de excedente y posteriormente decidir si se destruye o se acumula para una campaña baja, teniendo muy claro que este tipo de medidas no deben incentivar producciones mayores sino simplemente resolver problemas coyunturales».
UPA incide en que en años como el actual se hace más patente que nunca la necesidad de la extensión de norma
El momento actual vitivinícola provoca situaciones como que se compre por cisternas, conscientes los compradores de que los precios oscilan de una semana a otra y el vino no se va a terminar, lo que a su vez degenera en especulación e incertidumbre en el mercado.
El responsable de Vino de UPA incide en que en años como el actual se hace más patente que nunca la necesidad de la extensión de norma y que entren todas las comunidades autónomas para orientarlo a la creación de valor añadido. «Tenemos que ser conscientes de que dos campañas como la de 2018 podrían dejar el mercado muchísimo peor y provocarnos dolores de cabeza innecesarios», ha remarcado García-Gasco quien ha vuelto a aludir a los muchos viticultores que están abandonando este tipo de explotaciones en favor de otras más rentables.
Entre otras propuestas de UPA se encuentran la homologación de contratos y un sistema de arbitraje y de control eficaces para que tenga efectos sobre la cadena. Para de esta manera saber a qué precio se está vendiendo en cada momento el vino y no generar competencia desleal. Incluso se proponen contratos bianuales o plazos mayores para evitar los dientes de sierra y que tanto viticultores como el propio mercado sepa a qué atenerse.
En definitiva, desde la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos se pretende evitar que el sector vitivinícola pierda agricultores y se oriente a las calidades que requieren los mercados y el control de rendimientos, debido a esta incertidumbre que este año han generado las altas cosechas y el parón de precios.