Debemos trabajar para aumentar la participación de las mujeres en el mercado laboral y conseguir su independencia económica, reducir las diferencias retributivas entre mujeres y hombres, impulsar la igualdad en la toma de decisiones, promover el equilibrio entre responsabilidades familiares y profesionales, y acabar con la violencia sexista que ataca gravemente a las mujeres del medio rural.
Según el Ministerio de Agricultura en las últimas décadas se ha producido un notable incremento de la incorporación de la mujer a la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca, sólo el 26,6% de la población activa son mujeres y el 73,4% son hombres.
Queremos recordar la importancia de las políticas de desarrollo rural de las Comunidades Autónomas y del Estado en esta materia, que en el actual periodo 2014-2020 suponen más de 12.380 millones de euros de gasto público (financiados por la Unión Europea, las Comunidades Autónomas y el Ministerio de Agricultura), y que comprenden diversas medidas orientadas para favorecer el emprendimiento y el autoempleo de las mujeres y los jóvenes.
En España hay más de 650.000 mujeres emprendedoras, según datos del último informe especial de la Red GEM España (Observatorio del Emprendimiento) sobre Emprendimiento Femenino. Según su perfil, las mujeres emprendedoras apuestan por la innovación, tienen entre 25 y 34 años y más de la mitad tienen un nivel de estudios superior.
El ritmo de creación de empleo autónomo en este último ejercicio ha sido ligeramente superior en el caso de las mujeres emprendedoras. Los varones cotizantes al RETA aumentaron un 0,6%, mientras que ellas lo hicieron un 1%, lo que en valores absolutos se traduce en que prácticamente se iguala el número de hombres y de mujeres que suma el RETA: el 53,7% fueron varones, frente al 46,2% de mujeres.
En definitiva, tenemos una ardua tarea por delante. Las mujeres rurales españolas debemos seguir apostando por el emprendimiento y el autoempleo para impulsar la economía de sus territorios. En el último año, las emprendedoras rurales han superado a las emprendedoras urbanas, ya que el 54% del emprendimiento ha estado liderado por mujeres rurales frente a un 30% de mujeres urbanas. Sin embargo esta apuesta del colectivo femenino rural se ve frenado por la falta de infraestructuras, comunicaciones deficientes, carencia de nuevas tecnologías, necesidades formativas y una sociedad condicionada por arraigos y mentalidades más tradicionales.
Desde AMFAR animamos a las mujeres a continuar con ese empuje y esa fuerza que las caracteriza, a encontrar y aprovechar las oportunidades que les ofrece nuestra tierra, y a potenciar su riqueza y abrir nuevos caminos a través de la innovación y el emprendimiento en el mundo rural. Mi admiración y mi fuerza para todas ellas en este Día Internacional de la Mujer Emprendedora.