La Comisión Europea (CE) aseguró este jueves 5 que busca una «solución» sobre la renovación de la licencia del glifosato, que expira a finales de año y que Bruselas ha propuesto ampliar por diez años más, con la oposición de países como Francia, y aseguró que no se renovará «sin el apoyo necesario de los países».
Expertos de los Gobiernos europeos y la Comisión Europea (CE) debaten hasta el viernes en Bruselas si renuevan o no la licencia para producir y comercializar este polémico pesticida, que expira el 31 de diciembre, por diez años más, con vistas a lograr un acuerdo este otoño. Cabe destacar que si no hay un acuerdo pueda se podrá seguir utilizando hasta que haya un acuerdo para decidir su futuro.
Según fuentes europeas, hay división entre los países: Holanda, Dinamarca, España o Hungría apoyan la propuesta de la CE, Francia, Austria y Luxemburgo están en contra, y otros aún no se han pronunciado.
«La Comisión está trabajando con los Estados miembros para encontrar una solución que tenga el mayor apoyo posible, que asegure un alto nivel de protección de la salud humana y el medio ambiente, en línea con la legislación europea y basada en los datos científicos disponibles», afirmó la portavoz comunitaria de Salud y Seguridad Alimentaria, Anca Paduraru.
Sin una autorización a nivel europeo, los Gobiernos no pueden permitir que se comercialice en el país y tendrían que sacarla del mercado
El pasado 20 de julio, la Comisión empezó a debatir con los Estados miembros la reautorización de este herbicida, el más utilizado del mundo. La licencia actual, renovada por 18 meses en julio de 2016, caduca el 31 de diciembre. Una vez autorizada la sustancia a nivel europeo, los países pueden decidir prohibirla en sus mercados.
Sin embargo, sin una autorización a nivel europeo, los Gobiernos no pueden permitir que se comercialice en el país y tendrían que sacarla del mercado en el periodo estipulado en la legislación europea para acabar con las existencias.
Francia ya ha dicho que aunque se apruebe a nivel comunitario prohibirá el uso del herbicida, un anuncio que ha provocado la cólera de las organizaciones agrícolas del país.
Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó en 2015 sobre los riesgos cancerígenos del glifosato, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y la Agencia Europea de Productos Químicos (ECHA) aseguraron después tener evidencias científicas para clasificar el herbicida como no cancerígeno.
El uso de este herbicida cuenta con una fuerte oposición ciudadana, según quedó reflejado en una petición impulsada por varias organizaciones que ha logrado reunir más de dos millones de firmas para exigir la prohibición del glifosato. Por contra, todo el sector agrario europeo ya se ha manifestado a favor de mantener su uso e incluso piden ampliarlo hasta 15 años en lugar de diez.
Además, la CE registró en junio una Iniciativa Ciudadana Europea (ICE) que pide a los Estados miembros su prohibición y que ha logrado el mínimo de apoyos necesarios para que Bruselas esté obligada a dar respuesta, acepte o no la petición.
En preemergencia se usan bajas dosis y muy lejos de la fructificación. Pero lo que es aberrante es su uso en secado de cultivos por los residuos que deja. Se usa mucho en cereales o linaza en países septentrionales y también lo están usando en para el garbanzo aún no estando autorizado para este cultivo.
Diversos estudios han demostrado la existencia de residuos en cervezas, avenas, cereales de desayuno y en maíz. Los OMG que lo toleran tampoco deben ser muy fiables. El desarrollo de visión artificial y ayuda al guíado permite aricados más rápidos y sin tóxicos y entra dentro de la filosofía del real decreto sobre uso de fitosanitarios que recomienda antes otras técnicas que se aplican escasamente.