Un año más, los romeros, ataviados con el pañuelo rojo de las fiestas y con garrafas y distintos objetos llenos de vino para la contienda, se encaminarán desde primera hora de la mañana hacia los Riscos de Bilibio, unos a pie y otros en remolques arrastrados por tractores, o en vehículos particulares.

    El Ayuntamiento de Haro habilitará servicios de autobuses de ida y regreso para todo aquel que no disponga de vehículo o no quiera acceder a pie desde Haro, ha añadido. Este año, como consecuencia del desprendimiento en los Riscos de Bilibio, donde tradicionalmente se desarrollaba la batalla, la contienda se trasladará a la campa superior que de forma habitual se utiliza para los aparcamientos.

    La batalla se celebrará tras una Misa de campaña, que se oficiará en las proximidades de la ermita de San Felices, ante la imposibilidad de celebrarla en el templo, ubicado en los Riscos, ha explicado Asenjo, quien también ha informado de que una campa inferior y varias fincas se han habilitado como estacionamientos.

    Una vez finalizada la Misa y ya en la campa habilitada para la batalla, los romeros empezarán a arrojar el vino con botas, botellas, sulfatadoras, calderos, pistolas de agua y todo lo "imaginable" que pueda albergar líquido.

    Sobre de las 10:30 horas, cuando se hayan acabado las "municiones", los participantes almorzarán en las campas y regresarán a Haro, en cuya plaza de toros culminarán los actos con una suelta de vaquillas.

Se busca que sea declarada de Interés Turístico Internacional

   
    El concejal ha explicado que el Ayuntamiento de Haro trabaja en recopilar la documentación para solicitar que la Batalla del Vino pueda ser declarada de Interés Turístico Internacional.

    Asenjo ha indicado que, aunque no hay fecha concreta para entregar esta documentación, la idea es incluirla en el Plan de Dinamización Turística de Haro, en el que trabaja el Ayuntamiento.

    También ha señalado que cada vez es mayor el número de personas procedentes de la zona centro y norte de España, así como de Francia, Inglaterra y Alemania que acuden a esta batalla, además de los vecinos de Haro y municipios colindantes. "Es una fiesta que cada año va a más y que concita el interés de muchísimas personas que la tienen anotada en su agenda", ha precisado Asenjo.

    Ha recordado que la Batalla del Vino conmemora una vieja tradición en la que las autoridades y los miembros de la Cofradía de San Felices colocan el pendón de la ciudad de Haro para dejar claro que los Riscos de Bilibio es un estratégico lugar que pertenece a los jarreros.

    La tradición se remonta a los pleitos entre los vecinos de Haro y los de la vecina ciudad burgalesa de Miranda de Ebro por la posesión de los Riscos, cuya propiedad, según una sentencia del Reino de Castilla de 1290, tiene que reivindicar Haro cada 29 de junio, festividad de San Pedro, ya que, de no hacerlo, pasaría a posesión del municipio mirandés.

    Fue a finales de la década de los cuarenta del siglo XX cuando los romeros que acudían a cumplir con el rito iniciaron, como diversión, los primeros escarceos de "tirarse" vino en la cara y ropas para terminar en toda una "batalla", aunque de tonos jubilosos y fraternos.

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