Esta recreación del mítico toro salvaje europeo, que fue abundante en España, tiene, al margen de su aspecto "imponente", el "valor histórico" de mostrar ejemplares del primer intento, que se inició en 1920, para recrear uros a partir de razas seleccionadas por su parecido físico a ellos. El último uro salvaje murió en 1627, tras ser cazados todos los demás, pero sus genes "sobreviven en el ganado vacuno".
Según han informado fuentes de la ONG a Europa Press, actualmente se siguen diferentes planes para asilvestrar ganado rústico, que conserva genes de uro, y cubrir el nicho ecológico de esta especie en la naturaleza, ante el "abandono de muchos montes por la ganadería de vacuno que le sustituyó en su día".
El turismo paleontológico promueve el desarrollo de zonas despobladas y permite la participación de España en planes internacionales de cría de especies en peligro de extinción como el bisonte europeo y el caballo de Przewalski, además de concienciar al público en la protección de la naturaleza.
El objetivo de esta incorporación es ofrecer una "inmersión" en la prehistoria, que se completará con la visita al yacimiento paleontológico y al Museo de la Evolución humana, emplazado en la capital burgalesa.