Todo ello significa que habrá 1.500 botellas de vino en todo el desarrollo del proceso de cata y que cada catador probará y puntuará 10 vinos de cualquiera de las cinco categorías participantes, es decir, blancos, rosados, tintos jóvenes sin barrica de las cosechas de 2011 y 2012; tintos con barrica de las cosechas 2010, 2011 y 2012; y tintos envejecidos en barrica, de las cosechas anteriores a 2010.

     Pelayo recordaba que este concurso, oficialmente reconocido por la Consejería de Agricultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, tiene como objetivo promocionar los vinos que se elaboran en la región concediendo un sello distintivo a los quince mejores, es decir, “a los que más gustan a profesionales y aficionados, que son los consumidores finales”.

     Otro objetivo es incrementar el consumo de vino como un alimento básico en la dieta mediterránea. En este sentido, Maria Jesús Pelayo recordaba que en España el consumo de vino por persona y año, está muy por debajo de países que no tienen tradición vitivinícola, como Dinamarca. De ahí que desde las instituciones se deba apoyar al sector.

     En total serán 92 bodegas (ocho más que el año anterior) las que participan en este concurso en el que, por primera vez, habrá vinos de todas las Denominaciones de Origen de Castilla-La Mancha, además de los Vinos de la Tierra de Castilla.

     En cuanto al jurado, Pelayo recordaba que es “el factor diferenciador de este concurso y lo que hace de este evento una cita especial”, ya que está formado por un total de 1.000 personas, entre profesionales y aficionados. Catadores procedentes de diferentes puntos de la región y de ciudades como Madrid, Granada, Alicante, Valencia y Barcelona, serán los encargados de puntuar los diferentes vinos en una multitudinaria cata a ciegas. Junto a aficionados, también hay un buen número de profesionales de la hostelería, medios de comunicación especializados, sumillers o enólogos.

  Además, este año, 130 personas procedentes de la capital de España llegarán a bordo del denominado ‘Tren del Hidalgo’, “para que participen como catadores, conozcan Alcázar de San Juan y los vinos de Castilla-La Mancha, y después se conviertan en agentes que vendan nuestra tierra, nuestros productos y que vendan Alcázar de San Juan”.

     Tras la cata, y mientras dura el recuento de las puntuaciones, habrá una comida popular para todos los catadores, en la que podrán degustar platos típicos como el potaje de garbanzos con espinacas y bacalao, arroz campero con costillas y caldereta de cordero.

     Del mismo modo, durante toda la mañana habrá una muestra de artesanía en el exterior del Pabellón Municipal, donde diez artesanos de la asociación ‘Jayanes’ pondrán a la venta productos de cerámica, madera, piedra artificial, textil o bisutería, entre otros.

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