El nombre de la ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabal García Tejerina, vuelve a sonar con fuerza en la gran mayoría de las quinielas para sustituir a Luis de Guindos en el Ministerio de Economía, tras la designación del actual titular de esta cartera como próximo vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE). Y aunque las quinielas no dejan de ser eso, especulaciones, es cierto que la titular del Mapama ha hecho méritos para estar en ellas y cumple muchos de los requisitos que se está pidiendo para este cargo. Pero la duda no es si puede ser una buena ministra de Economía, sino quién la sustituiría al frente de Agricultura.
Es una persona con una alta formación, con experiencia como ministra y en Europa (de hecho mientras se habla de ella en España es la única que no ha salido en ninguna foto esta semana junto a Rajoy porque está en Europa negociando las bases de la futura PAC), que habla idiomas, que nunca se ha visto salpicada en ningún escándalo y que tiene el respaldo del propio Rajoy, que no dudó en situarla en los puestos de salida del PP en Madrid en las pasadas elecciones por encima de otros nombres más conocidos.
La transición impulsada por Arias Cañete para la llegada de García Tejerina al Ministerio no se está viendo ahora
Sin embargo, esta posibilidad de que deje el Mapama empieza a preocupar en el sector agrario español, ya que se podría ir en medio de una complicadísima negociación de la PAC en la que lleva trabajando desde hace mucho tiempo, especialmente en busca de alianzas europeas.
Cuando García Tejerina llegó al entonces Magrama lo hizo de la mano de Miguel Arias Cañete, que no solo la avaló para este cargo, sino que hizo una transición modélica. Durante meses le fue dando protagonismo dentro del Ministerio y, sobre todo, en Europa. De la noche a la mañana, las visitas de Cañete a Bruselas se caracterizaron por la presencia de la propia Tejerina, a quien se le veía no como un simple acompañante, sino como un cargo importante, con peso y protagonismo en las discusiones.
Por eso, su designación no solo no sorprendió, sino que fue aplaudida por el sector, que respaldó una transición que parecía lógica. Sin embargo, ahora esa transicición no parece tan clara. Obviamente, tiene gente en su Ministerio preparada para dar el salto, pero (con todo el respeto para ellos) no está tan preparada como lo estaba la propia García Tejerina.
Y el problema no es hacer un relevo y mantener la actual política agraria del Gobierno, sino llegar a la titularidad del Mapama en plena discusión de la PAC, con las dudas existentes actualmente con los aspectos que marcarán la reforma, con la amenaza de una renacionalización de los ayudas, o los posibles recortes en los Presupuestos Europeos. Por cierto, se podría producir la paradoja que García Tejerina defendiera dicho recorte como ministra de Economía cuando se ha opuesto a ellos como titular de Agricultura.
Muchas dudas o bastante inquietud en el sector agrario ante estos posibles cambios que, a nivel personal y de forma generalizada, nadie quiere aceptar.