Ginés Mena / Efeagro
Los precios del aceite de oliva parecen estabilizarse por tercera semana consecutiva, rompiendo de momento la tendencia de descensos continuados experimentada durante los últimos meses, que han ido desinflando el valor del producto desde los altos valores alcanzados durante el ejercicio de 2017.
El POOLred mostraba este viernes 13, con datos del 7 al 13 de abril, unas 50 operaciones entre almazaras y entidades comercializadoras por 2.705,76 toneladas a un precio medio de 2,99 euros por kilo.
Por categorías, el virgen extra se paga a 3,12 euros/kg; el virgen a 2,97 y el lampante a 2,69 euros/kg, cuando una semana antes se situaban -del 31 de marzo al 6 de abril- en 3 euros; 2,83 y 2,68, respectivamente, de acuerdo con este sistema de información.
Los precios en origen del aceite de oliva virgen extra y de los refinados acumulaban a finales de marzo una depreciación del 19% respecto al mismo periodo del año anterior.
La industria se justifica: «Llevamos tres años de aumentos de precios que muchas empresas no pudieron repercutir «
Estos descensos se materializan en menos ingresos para los productores, agricultores y cooperativas -que habían experimentado un 2016 y un 2017 rentables- y un alivio para los envasadores, que pueden acceder a materia prima más barata.
Tal y como apuntan en fuentes industriales y del comercio exterior, el consumo mundial y nacional de aceite de oliva se ha venido resintiendo -en beneficio del girasol- debido al incremento de los precios de la materia prima que las empresas tuvieron que repercutir a los consumidores, sobre todo a partir de junio de 2017.
«Llevamos tres años de aumentos de precios», que muchas empresas no pudieron repercutir totalmente en destino para evitar la pérdida de mercados, lo que afectó a la cuenta de resultados de las envasadores y de sus marcas durante ese año, detallan las fuentes.
En el lado positivo, España ganó cuota en los mercados mundiales, al ser el único país que disponía de aceite de oliva en el último año -otros países productores tenían poca oferta como Túnez o Grecia- y «quien quería comprar debía hacerlo aquí».
Hasta junio de 2017, las compañía envasadoras aguantaron relativamente bien la situación de incremento de costes del aceite porque tenían materia prima en stock, pero a partir de ese mes se vieron muy afectadas y «han sufrido» -esgrimen las fuentes-, porque «repercutir los vaivenes de precios al consumidor no es sencillo».
El primer mes de 2018, enero, también fue «difícil» para los exportadores pero «vamos a ver cómo evoluciona» el sector -los precios se han modulado desde que llegaron las lluvias al olivar-, se espera una buena floración y que la próxima campaña traiga cifras de producción «bastante buenas y aceptables» y, en este escenario, debería haber una recuperación de los mercados exteriores.
En fuentes industriales contemplan la hipótesis de que nuestro país produzca 1,4 millones de toneladas de aceite en la próxima campaña 2018-2019 y que las exportaciones ronden las 950.000.
Con la campaña cerrada, ahora todas las miradas se centran en ese caso de xylella detectado en un olivo de Madrid
Al mismo tiempo, envían un mensaje de tranquilidad porque España está en disposición de seguir dando salida a crecientes cantidades de cosechas, que podrían dispararse al umbral de los 2 millones de toneladas en el futuro, con las nuevas plantaciones.
Sobre la actual 2017-2018 -que se da prácticamente por cerrada- y según los datos de la AICA (Agencia de Información y Control Alimentaria) que maneja el sector agrario, hasta el 31 de marzo se habían producido un total 1.227.896 toneladas de aceite de oliva (931.628 en Andalucía); y las existencias suman 993.200 toneladas.
La semana concluye, por otra parte, con el «tsunami» provocado por la detección de la xylella fastidiosa en un olivo de Villarejo de Salvanés, con la consiguiente preocupación para los agricultores de todo el Estado, más aún cuando aparece en un clima frío o continental -algo que se presumía muy improbable- y cerca de Castilla-La Mancha, una gran potencia en cultivos leñosos.
Las organizaciones agrarias insisten en la colaboración entre Administración y sector y piden que no se escatimen medios técnicos, humanos y económicos contra la bacteria, indemnizaciones adecuadas para los afectados, más vigilancia de viveros, de las importaciones y de los mercadillos que venden plantas ornamentales y controlar los vectores transmisibles, sin olvidar la necesaria investigación.
En este punto, sólo la Interprofesional del Aceite de Oliva de España colabora en 6 líneas de trabajo de 13 centros españoles para investigar y prevenir la expansión de la Xylella fastidiosa.