La ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, no se ha andado precisamente por las ramas y ha ido a tono con el tiempo al ser muy seca al dejar claro que no habrá ayudas directas por la sequía. El que espere cobrar algo por las pérdidas provocadas por la falta de lluvia deberá esperar a que Agroseguro y sus satélites pasen por sus cultivos y decidan qué grado de sequía hay o esperar a 2018 para ver cuánto puede desgravar de las próximas declaración de la Renta.

La postura de la ministra no deja dudas a la interpretación. El Ministerio da las ayudas a la contratación de seguros (aunque olvida que este año se ha rebajado 10 puntos estas ayudas precisamente porque había justamente mucha gente contratándolos, qué paradoja) y si alguien no lo tiene, mala suerte.

Y todo parece indicar que, pese a tener una gran parte de razón, se puede estar equivocando. Los daños en algunos cultivos, en especial el cereal, van a ser mucho más graves de lo esperado y no parece que los seguros contratados vayan a cubrir todas las pérdidas, lo que dejaría muy tocado a un sector que ya viene más que tocado desde hace muchas campañas.

Quizás el problema de la ministra es que empieza a gobernar de nuevo desde un despacho, muy alejada del campo. El pasado año, con las sucesivas elecciones, se le vio menos ‘técnica’ más cercana, pero parece que se ha vuelto a encerrar en el Ministerio y perder un poco de perspectiva de lo que está pasando. Tal vez debería volver al campo, a hablar con los agricultores y ganaderos, ver cómo está afectando realmente la sequía y las heladas y mancharse las botas de tierra como hacían sus predecesores y están haciendo muchos consejeros. Al fin y al cabo, con la tierra tan seca como está, tampoco se las manchará tanto.

 

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