Las cosechadoras para la recolección del girasol ya están haciendo su aparición en la provincia de Cádiz, que se convierte así en una de las más tempranas de España en comenzar una cosecha que durará hasta septiembre. Costa Noroeste y la Janda, en las que predominan tierras arenosas, ya han comenzado y las demás comarcas irán incorporándose paulatinamente. Ante este inicio, como en tantos otros cultivos, la preocupación por el precio de las pipas.
La tónica general, detectada por Asaja-Cádiz, es un retraso en la entrada de las cosechadoras respecto a los años precedentes tanto en girasol convencional como alto oléico. El motivo de este retraso se debe a varios condicionantes y todos tienen que ver con este primer semestre del año tan atípico, climatológicamente hablando, en concreto, los factores del retraso en la recolección son tres: La falta de horas de luz; la abundancia de precipitaciones de febrero a mayo y el menor vigor en el desarrollo de la planta. Hechos que han retrasado la recolección unas tres semanas puesto que lo habitual es empezar en los primeros días de julio.
Descenso en los precios de las pipas y en la superficie
Al margen del retraso, los agricultores están preocupados por un problema constante en el campo y que, en este cultivo, tiene una mayor incidencia, los bajos precios que reciben los agricultores por su producto. Precios tan bajos que en palabras del presidente de Asaja-Cádiz y responsable del cultivo en el ámbito nacional y europeo por el COPA-Cogeca, Pedro Gallardo, “al agricultor le cuesta el dinero sacar adelante el cultivo teniendo en cuenta que los inputs como las semillas, los combustibles o los fertilizantes siguen su ascenso”. Por este motivo, deduce Gallardo: “Hay gran parte de los agricultores que, al no ver rentable las pipas están apostando por los cultivos leñosos como olivos, almendros, pistachos y viñas, estas últimas en menor medida”.
Tónica que se refleja en todo el país y también en Europa. Dhecho, España ha perdido un 14% de superficie -mientras en 2013 España contaba con 865.000 hectáreas, en 2018 descienden a 745.000 hectáreas sembradas-. En el ámbito europeo, según datos de la DG-Agri, la superficie se reducirá un 2% respecto al año pasado y la producción se reducirá aún más, alcanzando un descenso del 7%, bajada que responde a la climatología adversa (sequía y olas de calor) que presentan Estados Miembros como Bulgaria o Rumanía, datos, estos últimos, recogidos del informe MARS de la Comisión Europea y publicados la semana pasada.
El descenso de los precios es constante, como se puede ver analizando los datos de 2016, 2017 y 2018. El detalle es el siguiente en la lonja de Sevilla y tomando como referencia fechas próximas a la actual:
-2 de agosto de 2016: El girasol convencional se vendió a 345€/tonelada y el girasol alto oléico a 375€/tonelada.
-25 de julio de 2017: El girasol convencional se vendió a 328€/tonelada y el girasol alto oléico a 375€/tonelada.
-24 de julio de 2018: El girasol convencional se vendió a 322€/tonelada y el girasol alto oléico a 356€/tonelada.
Respecto al precio del girasol, resulta paradójica la subida del precio del barril de Brent que ha venido subiendo desde enero de 2016, cuando cotizaba a 26,50$ y, desde entonces se ha revalorizado un 180% hasta llegar a los 74,19$ en julio 2018. También cabe apuntar que en julio de 2017, cotizaba a 46,93$ lo que significa que, desde esa fecha, se ha revalorizado un 53%. En contraste a estas subidas, el girasol ha perdido un 2% en el último año, un 7% si lo comparamos con 29 julio 2016 y un 43% si lo comparamos con 13 septiembre 2012.
En vista de estos datos, Asaja-Cádiz reivindica un año más, que se compense el esfuerzo que hacen los agricultores para sacar adelante estos cultivos y que se paguen precios justos por las pipas y no la mitad del precio de hace seis años, cuando se alcanzó la cifra de 567 para el girasol convencional y 603 para el alto oléico. El umbral de rentabilidad del cultivo, según el Observatorio de Precios de la Junta de Andalucía está a 548 €/hectárea, incluidos gastos del cultivo y arrendamiento.
Otro condicionante para la bajada de los precios: el aceite de palma
La bajada incesante de los precios del girasol también viene marcada por otro condicionante, el aumento de las importaciones del aceite de palma que incomprensiblemente (por tener menor calidad, dañar el medio ambiente haciendo desaparecer selvas enteras y perjudicar a la salud) sigue aumentando año tras año en España.
Mientras en los demás Estados Miembros de la Unión Europea se han disminuido las importaciones de este aceite en un 75%, España ha aumentado precisamente un 75% la importación de aceite de palma. Los datos para España son:
-485.000 toneladas de media de 2009 a 2013.
-932.000 toneladas de 2014 a 2015.
-1.596.00 toneladas de 2016 a 2017.