Rubén Villanueva DP

Te dirán que los príncipes azules nunca llegan en tractor. Que tu familia sí pero tú no. Que se suda, se madruga y siempre te queda la duda. Que todo tiene un precio pero tú no se lo pones. Que los surcos se acaban reflejando en la cara y que siempre estará ahí como última opción. Que en el pueblo se vive por debajo de tus posibilidades. Que nadie puede ponerle puertas al campo y el frio se sufre en HD y que Apple, aunque signifique manzana en español, se creó en un pequeño garaje y no en un corralazo con vertedera, perro y remolque. Y lo intentarán de nuevo versionando sus propios refranes, porque “hijo mío, aunque siembres, aquí hay veces que no recoges”.

Pero olvidarán algo esencial. El futuro no es lo que era, y el sector agrario tampoco. Hoy un tractor tiene más tecnología que cualquier AVE de última generación. En muchos cultivos se puede realizar todo el proceso sin bajarte del mismo: preparación del terreno, siembra, abonado, tratamiento de plagas y cosecha. En pocas profesiones se pueden recoger los frutos de tu trabajo desde un ergonómico y confortable asiento con vistas al prado.

Además, desde el sofá de casa puedes activar vía móvil el riego por goteo o programar la ración de pienso de tus cerditos del domingo por la mañana. Y es que el smartphone te será mucho más útil que un azadón. Y a ti, como nativo digital, su uso te viene de serie. La próxima  gran revolución agraria vendrá de la mano de las nuevas tecnologías. ¿Te imaginas sulfatando con unas “google glass”?. Pues ya es posible. La “play” será un juego de niños.

A nivel de imagen social no te preocupes. La figura del agricultor se ha revalorizado ante el aumento de la demanda mundial de alimentos en las próximas décadas. En 2050 seremos 9.000 millones de personas en el mundo y  habrá que alimentar a todas. Tú serás imprescindible para ello. No olvides que las principales escuelas de negocio sitúan la figura del “tecnoagricultor” en el “top-five” de las profesiones más demandas en el horizonte 2025. Eso sí, la formación contínua será un requisito básico para los nuevos profesionales agrarios. La innovación hará que tu explotación sea más competitiva y te salgan los números a final de mes. Recuerda que experiencias gastronómicas como el Bulli de Adría o el Celler de Can Roca no hubieran sido posibles sin el buen hacer de nuestros agricultores y ganaderos. La alta cocina empieza a pie de campo.

Y no sólo eso, con tu labor conseguirás que mi cielo vuelva a tener ese azul sin apellidarte Alborán. Aprenderás a utilizar feromonas sexuales de hembras para atraer a insectos macho a un recipiente-trampa. Sí sí, no es un chiste “verde”, es una realidad llamada “lucha biológica” que se utiliza cada vez más para combatir las plagas, reduciendo así el uso de los productos fitosanitarios más agresivos con el medio ambiente. Si además apuestas por un cultivo leñoso, caso de la vid o el olivar, estarás contribuyendo a mitigar el cambio climático porque son sumideros naturales de CO2.

Si vienes, la gente se podrá seguir enamorando en las fiestas del pueblo, habrá niños correteando por la calles, no se cerrarán colegios, quizá asfalten aquella vieja carretera comarcal y dotarás de sentido a la manoseada expresión “medio rural con vida”. No será fácil, pero seguro que es gratificante. ¿A qué esperas?.

En la próxima década, 6 de cada 10 agricultores y ganaderos entrarán en edad de jubilación.

¿No crees que es el momento de hacer algo?

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