Las cotizaciones de cereales y soja -materias primas esenciales para la alimentación animal, uno de los principales costes de producción- han cerrado 2020 por las nubes, tras un ejercicio marcado por los repuntes, sobre todo desde el verano, y ya amenazan con menguar la rentabilidad ganadera.

Fuentes del sector expresan su preocupación por el impacto que esta situación puede tener en la cuenta de resultados de las explotaciones, si se mantiene en el tiempo, porque la carestía de este input no viene acompañada en líneas generales de mejores precios en origen al productor.

Según los últimos datos (semana 52) de la Asociación de Comercio de Cereales y Oleaginosas de España (Accoe), la soja es ahora un 30% más cara que en julio.

El trigo blando se ha encarecido casi un 15 % en apenas seis meses; el maíz, un +17,35 %; la cebada, un +19,23 % y el trigo duro, el que menos lo ha hecho pero con una subida del 6,41 %.

Si se analiza el informe mensual de estimación de precios de los piensos que elabora el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación -con datos a noviembre- se percibe en rojo la tablilla de comparación de cotizaciones a lo largo de 2020.lo que pone en peligro la rentabilidad ganadera.

Destaca el alza en un 14,31 % del pienso para gallinas ponedoras,, entre enero y noviembre; le sigue el de un +14,11 % para el destinado al engorde de pavos, y el de cerca del +12 % en el caso de los dedicados a los conejos.

Alimentar a pollos broiler es ahora también un 12 % más caro que hace un año y el cebo de corderos tiene un sobrecoste superior al 10 %; para los terneros, cuesta un 9 % más que a principios de 2020, según este informe, y el que se proporciona a los cerdos, un +9,7 %.

EL TEMOR DEL SECTOR, EN ESPECIAL EL DEL HUEVO, EL PORCINO Y EL VACUNO

Desde el sector productor de huevos, la directora de la asociación Aseprhu, Mar Fernández, subraya a Efeagro que la soja está en cotizaciones «completamente altas» y eso se traduce en un incremento de los costes de entre un 15 y un 20 %.

Es «muy relevante», si se tiene en cuenta que el gasto en alimentación animal engloba el «60-70 %» de los costes de producción, explica.

A su juicio, este repunte de las materias primas tiene varias causas, entre ellas la menor oferta existente o la especulación de fondos de inversión u otros operadores, lo que afecta a la rentabilidad ganadera.

El director de la asociación de productores de porcino (Anprogapor), Miguel Ángel Higuera, ve la situación «bastante preocupante» y cree que la carestía es fruto de la combinación de menores cosechas, más compras de China o «movimientos de mercado» diversos que han jugado a favor de ello.

Estima que engordar un cerdo es un «7-9 %» más caro lo que, unido a «perspectivas de mercado algo inferiores a 2020», colocan a este sector en una situación de incertidumbre.

Confía, no obstante, en que la situación pueda mejorar con el paso de las semanas.

Los productores de carne de vacuno están bajo «una tormenta perfecta y con mucha incertidumbre», según la gerente de Asoprovac, Matilde Moro.

Para Moro, este escenario recuerda a la crisis de materias primas de 2013, pero la diferencia ahora es el «problema adicional del precio de la carne«.

En 2013, eso llevó a bajar la producción de vacuno en un 10-15 % y ahora, con los precios en origen además «muy por debajo» de esa época, el impacto «puede ser todavía mayor», avisa ante la caídade la rentabilidad ganadera.

Este panorama «puede provocar un estrés» en los eslabones «menos fuertes» de la cadena productiva, según fuentes sectoriales, que reclaman «distribuir y acompasar» los incrementos «de forma responsable» en cada uno de los eslabones.

Las mismas fuentes remarcan que si el sector de la alimentación ha sido considerado esencial para garantizar el abastecimiento al consumidor en los últimos meses, también se debe actuar con responsabilidad para cuidar a los productores.

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