La organización agraria ASAJA León ha tildado de «usureros» a los fabricantes de semillas agrupados en la patronal ANOVE (Asociación Nacional de Obtenedores Vegetales), que a través de la empresa instrumental Geslive «persiguen a los agricultores para exigirles un canon por el reempleo de la semilla producida en su propia explotación. En sus campañas de acoso a los agricultores cuentan siempre con una actitud proactiva del Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil), que lejos de ocuparse de cuestiones de interés público, parecen priorizar en las que tienen un fin privado, en este caso defender los intereses económicos de las multinacionales de las semillas».

ASAJA sale de esta forma al paso de la publicación de una sentencia del Juzgado de Sahagún en la que se condena a ocho meses de cárcel a un agricultor por utilizar semilla de su propia cosecha, sentencia que ha difundido GESLIVE  «con el único fin de intimidar a los agricultores de toda España y hacerlos pasar por el aro de unos privilegios que efectivamente le reconoce la normativa en vigor. En la nota en la que se difunde la sentencia no se indica que la indemnización por daños y perjuicios fue testimonial y que la condena de cárcel no se hará efectiva al carecer el agricultor de antecedentes penales».

ASAJA, que insiste en llamarles «usureros», considera que «los agricultores ya pagan suficientemente la semilla cuando la adquieren por vez primera a sus proveedores, por lo que no deberían de tener que pagar un canon adicional cada año que la reemplean de nuevo en la explotación, y que nadie compensa a los agricultores cuando adquieren una variedad que no responde a las expectativas previstas por el fabricante. Muchas de las semillas comerciales que salen al mercado son un auténtico fiasco  y nadie pide daños y perjuicios al obtenedor y sus distribuidores».

ASAJA recuerda a los fabricantes de semillas que la agricultura de secano de la provincia de León, como la de gran parte de España, es una agricultura poco productiva que no siempre tiene margen para adquirir semillas certificadas, por lo que es normal que los agricultores reempleen la de la propia cosecha, y que «el perseguirlos con malos modales para hacerles pagar un royalty es una forma impropia de tratar al cliente».

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