Ingenieros y técnicos agrónomos continuan alertando de la despoblación, algo que no es nuevo. Sin embargo, es ahora cuando debemos poner el foco de forma más contundente. Hay que explorar la búsqueda de soluciones para afrontar la España Vacíiada, donde como principal consecuencia encontramos el abandono de la agricultura en zonas rurales.

Agricultores, ingenieros y técnicos tienen que encontrar las fórmulas y oportunidades que hagan viable la vuelta al mundo rural y con ello evitar los efectos perniciosos para el territorio y el medio ambiente que supone la concentración de la población en ciudades y áreas metropolitanas.

Algunas entidades y plataformas, como Nerthus, son un ejemplo de apoyo a una agricultura basada en la ciencia que permite rentabilizar los cultivos de los agricultores, aumentar la eficiencia del trabajo y optimizar los recursos naturales. Todo eso, viene acompañado de un uso racional de las tecnologías y de una estricta reglamentación que rige la producción agrícola y alimentaria. Se trata, al fin y al cabo, de facilitar la transferencia y la aplicación de los conocimientos necesarios para desarrollar una agricultura de mercado de gran calidad, competitiva y, sobre todo, sostenible.

Datos para la reflexión sobre las consecuencias del abandono de la actividad agraria

Mientras que en 1990 casi la mitad de la población española vivía en zonas rurales, según el Informe Anual de Indicadores del Ministerio de Agricultura, ese porcentaje ha disminuido hasta el 16,24% y parece que la caída va a continuar. Según el mismo informe, mientras la población española crecía un 15.4% entre 2000 y 2001, la población cesada en municipios rurales caía un 10.1%

Las zonas rurales están experimentando un proceso de abandono que está llevando a la desaparición de algunos pueblos. Según el Consejo Económico y Social de España, el 95% de los pueblos tiene menos de 5.000 habitantes y el 60% están en riesgo de extinción debido a que tienen una población inferior a 1000 habitantes.

Aunque esta situación afecta de forma desigual entre regiones y comunidades autónomas, ha servido para acuñar el término “España Vaciada” para referirse a ciertas regiones despobladas con densidades de población similares a las de Laponia Noruega.

Además, aquellos que abandonan el medio rural son mayoritariamente personas jóvenes, por lo que se da también un descenso de la natalidad y un envejecimiento de la población que permanece.

En 2009 un estudio de la OCDE señalaba la reducción de la población rural y que la agricultura continúa siendo la principal fuente de mantenimiento de su población.

Y, el problema es que a día de hoy la población rural sigue decreciendo y con ella la superficie destinada a la agricultura debido a ese abandono de la agricultura.

Consecuencias ambientales, sociales y económicas

Las especies espontáneas que se adaptan al clima mediterráneo no suelen ser las más beneficiosas desde el punto de vista ambiental y se produce una expansión descontrolada de éstas que además, incrementa la probabilidad de incendios y la dificultad para sofocarlos.

“El peor desastre ecológico del medio rural es el abandono de la despoblación”, alerta el sindicato gallego Union Agrarias (UUAA).

Nerthus alerta del abandono de la agricultura y de las parcelas de cultivo. Esto implica la desaparición de estas estructuras al perder su funcionalidad y se destruye la diversidad del paisaje, convirtiéndolo en un espacio nada atractivo.

Un campo abandonado causa una percepción negativa ya que genera la sensación de carecer de valor económico y ecológico. Este aspecto provoca baja empatía.

Hace falta destacar que esta percepción paisajística no solo es positivo para aquellos que viven en ella, sino también para aquellos que lo visitan por interés lúdico y constituyen una fuente alternativa de ingresos.

La industria relacionada con la producción agraria genera casi el 10% del Valor Añadido Bruto (VAB) del país y da empleo a 2 millones de personas aproximadamente.

Además, en los últimos tiempos los espacios rurales han diversificado sus actividades económicas y después de la agricultura y la ganadería la principal actividad económica es el turismo rural. Por eso, es importante cuidar estos espacios para que todos puedan beneficiarse y disfrutarlos cuando quieran.

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